Aislamiento reproductivo

 

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El ambiente puede imponer una barrera externa a la reproducción, como un río o una cordillera, entre dos especies incipientes, pero esa barrera externa por sí sola no las convierte en especies individuales hechas y derechas. La alopatría puede comenzar el proceso, pero es necesario un desarrollo de barreras internas  para el flujo génico para que la especiación sea completa. Si no aparecen bareras para el flujo génico, los individuos de las dos partes de la población se aparearán libremente entre ellos si vuelven a entrar en contacto y cualquier diferencia genética que se hubiera producido desaparecerá al volver a mezclarse sus genes. La especiación requiere que las dos especies incipientes sean incapaces de producir descendencia viable juntas o que eviten aparearse con miembros del otro grupo. Algunas de las barreras para el flujo génico que pueden contribuir a la especiación y que son el resultado de la selección natural:

El desarrollo de un lugar, un momento o un ritual de apareamiento diferentes: Los cambios con base genética en estos aspectos del apareamiento podrían completar el proceso de aislamiento reproductivo y la especiación. Por ejemplo, los pájaros jardineros (debajo) construyen emparrados elaborados y los decoran con distintos colores para atraer a las hembras. Si dos especies incipientes desarrollaran diferencias en este ritual de apareamiento, podrían quedar aisladas permanentemente y se completaría el proceso de especiación

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Falta de «ajuste» entre los órganos sexuales: Es difícil de imaginar para nosotros, pero se trata de un asunto importante para los insectos con genitales de formas variables.
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Estos penes de caballitos del diablo ilustran lo complejos que pueden ser los genitales de los insectos.

Inviabilidad o esterilidad de la descendencia:
Todo ese cortejo y apareamiento será en vano si los descendientes de los apareamientos entre los dos grupos no sobreviven o no pueden reproducirse.
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